Punica granatum L.
LythraceaePlinio el Viejo, en su Historia natural, da noticias de que en África, en los alrededores de Cartago, donde vivía la civilización conocida por los antiguos romanos como púnica, existió una peculiar manzana llamada precisamente Púnica por encontrarse en tierras de este pueblo y de donde viene el nombre genérico de esta especie. No obstante, ya algunos en la antigüedad lo llaman grantum, que en latín significa “con abundantes granos”, a modo de descripción de su singular fruto. La imagen de la granada está comúnmente ligada al mito de Proserpina, raptada por un enamorado Plutón, dios del Inframundo, que la llevó de inmediato a sus dominios infernales. La madre de Proserpina y diosa de la agricultura, Ceres, la echó entonces de menos, enfureció y detuvo el crecimiento de las plantas. Finalmente, y por mediación de Mercurio, Ceres y Plutón llegaron a un acuerdo en el que Ceres pasaría seis meses del año con su madre y otros seis con su captor, el mismo número de semillas de granada que Proserpina hubo de comer para recordar este trato. La vuelta de Proserpina del Mundo Subterráneo alegra todos los años a su madre Ceres, que adorna los campos con flores; ésta es la explicación mitológica de la primavera. Es por ello que la granada aparece asociada a una promesa del renacer muy extendida entre las culturas del Mediterráneo Antiguo: se han encontrado granadas en tumbas egipcias, las vemos representadas en esculturas arcaicas griegas así como en sarcófagos fenicios y púnicos como en la española ciudad de Cádiz, de hace 2500 años. Durante la Edad Media, precisamente debido a este mito, el fruto, representado en la mano del Niño Jesús, se reinterpretó como símbolo de Resurrección. El hecho de que la granada sea un fruto compuesto por una corteza exterior que encierra numerosos granos dio además pie a diversas interpretaciones. Puede expresar el concepto de unidad entre lo diverso y con esta acepción inspiró la representación alegórica de la Iglesia, capaz de unir en una sola fe a muchos pueblos y culturas. Del mismo modo fue emblema del emperador Maximiliano I de Austria, símbolo de su poder político, indicador de la unión de muchos bajo una sola autoridad. También para el Islam es el granado un árbol sagrado: la azora 55 del Corán promete a los bienaventurados dos jardines frondosos y umbríos en los que manan dos fuentes de agua corriente, en donde habrá de toda clase de frutos dos especies, a modo de arca vegetal. De estas especies conservadas en el Paraíso en forma de parejas, destacan las palmeras y los granados. La ciudad de Granada, donde los andalusíes vivieron hasta 1492, ostenta el nombre de este fruto.